Estaba la maestra miel,
trabajando, esparciendo el saber.
Cuando la flaca apareció,
la maestra ni se asustó.

De hecho, sin querer
la maestra, la puso a leer.
A esto no he vendido,
-dijo la calaca-, haciendo un guiño.

No me importa cuál sea el motivo,
No te podrás ir sin ser instruido.
Sin más remedio, se puso a estudiar,
mientras la maestra no paraba de bailar.

Rogando por su libertad,
la calaca quisó negociar,
Dejar de estudiar,
a cambio, de no volverla a molestar.

La maestra sin dejar de cantar,
le dijo que se podía retirar,
No sin antes mencionar,
Que bueno estuvo el mezcal.


Una respuesta a "Calaverita de Miel"

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